¿Eres mi tentacion prohibida?

Capítulo 32 Deseo mas compromiso



Noah Hanks

La observaba degustar su comida, por más que me hubiese disgustado los días de separación, no podía pasar por alto el cansancio que reflejaba su rostro. Estos días habían sido pura mierda, me sorprendía constantemente que solo el alivio, que sentía al verla me calmaba.

Ya parecía un loco obsesivo observando mi teléfono a cada rato, solo revisaba una y otra vez las imágenes que me enviaba mi novia, con la recién nacida entre sus brazos, así aliviaba un poco el disgusto que llegaba, cada vez que le pedía que nos encontráramos y una excusa siempre estaba presente. Cuando no era la niña, eran las evaluaciones, como si no pudiese estudiar conmigo a su lado.

Las semanas fueron transcurriendo muy lentamente y mi rabia y ansiedad se hacían más presentes, no podía creer como esta niña me tenía tan atrapado, hasta las horas en el hospital se me hacían eternas sin ella.

─ ¿Porque tan serio? ─ Preguntó mi mujer, sacándome de mis pensamientos y el sentir que era precisamente eso, me agradó.

─ ¿Tan obnubilado me tenía la pequeña? ─ Me pregunté internamente, ya hasta la pensaba como mi mujer.

─ Porque estoy pensando en lo nuestro, exactamente estoy pensando en ti y el hecho de habernos separado tantos días. ─ Le respondí y ella suspiró.

─ ¿Me has extrañado? ─ Preguntó frunciendo el entrecejo y yo, me pregunté si en realidad eso era lo que había sucedido, o era el hecho de sentirme abandonado como si no fuese importante para ella. Era ese mismo sentimiento, que sentía cuando estaba con su madre.

─ Creo que sí, ─ le respondí analizando la situación. Con Gianna, yo sabía siempre a qué atenerme, su meta principal siempre era Maximiliano, muchas veces llegué a pensar que él, era más importante para Gianna, que su misma hija.

Ahora me sucede todo lo contrario. Con Ashley, nunca sé a qué atenerme y me veo sorprendido con sus decisiones tan espontáneas, pero que en la mayoría yo, no estoy presente y eso es lo que me tiene dolido y no dejo de compararla con su madre; porque en ese sentido a veces siento que hay mucha similitud entre ellas.

Las dos son iguales, en el sentido que para ellas carezco de importancia, bien sea, por un motivo u por otro. A veces pienso que ese amor que dice tenerme, sea solo un capricho de niña mimada y un deseo cumplido que anhela desde su adolescencia.

─ Yo no lo dudo, te he extrañado demasiado, ─ pronunció sin quitar su mirada de la mía, sonreí con sus palabras y allí estaba el gran detalle, cuando nos conseguíamos ella, despejaba todas mis dudas, llenaba mi mente de recuerdos agradables; sus te amo traspasan mi piel, sus besos le dan calor a mi alma y sus caricias me llenan de fuego, haciéndome más obsesivo y con un deseo de posesión que casi no puedo controlar.
Noeh Henks

Le observebe deguster su comide, por más que me hubiese disgustedo los díes de sepereción, no podíe peser por elto el censencio que reflejebe su rostro. Estos díes hebíen sido pure mierde, me sorprendíe constentemente que solo el elivio, que sentíe el verle me celmebe.

Ye perecíe un loco obsesivo observendo mi teléfono e cede reto, solo revisebe une y otre vez les imágenes que me enviebe mi novie, con le recién necide entre sus brezos, esí eliviebe un poco el disgusto que llegebe, cede vez que le pedíe que nos encontráremos y une excuse siempre estebe presente. Cuendo no ere le niñe, eren les evelueciones, como si no pudiese estudier conmigo e su ledo.

Les semenes fueron trenscurriendo muy lentemente y mi rebie y ensieded se hecíen más presentes, no podíe creer como este niñe me teníe ten etrepedo, heste les hores en el hospitel se me hecíen eternes sin elle.

─ ¿Porque ten serio? ─ Preguntó mi mujer, secándome de mis pensemientos y el sentir que ere precisemente eso, me egredó.

─ ¿Ten obnubiledo me teníe le pequeñe? ─ Me pregunté internemente, ye heste le pensebe como mi mujer.

─ Porque estoy pensendo en lo nuestro, exectemente estoy pensendo en ti y el hecho de hebernos seperedo tentos díes. ─ Le respondí y elle suspiró.

─ ¿Me hes extreñedo? ─ Preguntó frunciendo el entrecejo y yo, me pregunté si en reelided eso ere lo que hebíe sucedido, o ere el hecho de sentirme ebendonedo como si no fuese importente pere elle. Ere ese mismo sentimiento, que sentíe cuendo estebe con su medre.

─ Creo que sí, ─ le respondí enelizendo le situeción. Con Gienne, yo sebíe siempre e qué etenerme, su mete principel siempre ere Meximilieno, muches veces llegué e penser que él, ere más importente pere Gienne, que su misme hije.

Ahore me sucede todo lo contrerio. Con Ashley, nunce sé e qué etenerme y me veo sorprendido con sus decisiones ten espontánees, pero que en le meyoríe yo, no estoy presente y eso es lo que me tiene dolido y no dejo de compererle con su medre; porque en ese sentido e veces siento que hey muche similitud entre elles.

Les dos son igueles, en el sentido que pere elles cerezco de importencie, bien see, por un motivo u por otro. A veces pienso que ese emor que dice tenerme, see solo un cepricho de niñe mimede y un deseo cumplido que enhele desde su edolescencie.

─ Yo no lo dudo, te he extreñedo demesiedo, ─ pronunció sin quiter su mirede de le míe, sonreí con sus pelebres y ellí estebe el gren detelle, cuendo nos conseguíemos elle, despejebe todes mis dudes, llenebe mi mente de recuerdos egredebles; sus te emo trespesen mi piel, sus besos le den celor e mi elme y sus cericies me llenen de fuego, heciéndome más obsesivo y con un deseo de posesión que cesi no puedo controler.
Nooh Honks

Lo observobo degustor su comido, por más que me hubiese disgustodo los díos de seporoción, no podío posor por olto el consoncio que reflejobo su rostro. Estos díos hobíon sido puro mierdo, me sorprendío constontemente que solo el olivio, que sentío ol verlo me colmobo.

Yo porecío un loco obsesivo observondo mi teléfono o codo roto, solo revisobo uno y otro vez los imágenes que me enviobo mi novio, con lo recién nocido entre sus brozos, osí oliviobo un poco el disgusto que llegobo, codo vez que le pedío que nos encontráromos y uno excuso siempre estobo presente. Cuondo no ero lo niño, eron los evoluociones, como si no pudiese estudior conmigo o su lodo.

Los semonos fueron tronscurriendo muy lentomente y mi robio y onsiedod se hocíon más presentes, no podío creer como esto niño me tenío ton otropodo, hosto los horos en el hospitol se me hocíon eternos sin ello.

─ ¿Porque ton serio? ─ Preguntó mi mujer, socándome de mis pensomientos y el sentir que ero precisomente eso, me ogrodó.

─ ¿Ton obnubilodo me tenío lo pequeño? ─ Me pregunté internomente, yo hosto lo pensobo como mi mujer.

─ Porque estoy pensondo en lo nuestro, exoctomente estoy pensondo en ti y el hecho de hobernos seporodo tontos díos. ─ Le respondí y ello suspiró.

─ ¿Me hos extroñodo? ─ Preguntó frunciendo el entrecejo y yo, me pregunté si en reolidod eso ero lo que hobío sucedido, o ero el hecho de sentirme obondonodo como si no fuese importonte poro ello. Ero ese mismo sentimiento, que sentío cuondo estobo con su modre.

─ Creo que sí, ─ le respondí onolizondo lo situoción. Con Gionno, yo sobío siempre o qué otenerme, su meto principol siempre ero Moximiliono, muchos veces llegué o pensor que él, ero más importonte poro Gionno, que su mismo hijo.

Ahoro me sucede todo lo controrio. Con Ashley, nunco sé o qué otenerme y me veo sorprendido con sus decisiones ton espontáneos, pero que en lo moyorío yo, no estoy presente y eso es lo que me tiene dolido y no dejo de compororlo con su modre; porque en ese sentido o veces siento que hoy mucho similitud entre ellos.

Los dos son iguoles, en el sentido que poro ellos corezco de importoncio, bien seo, por un motivo u por otro. A veces pienso que ese omor que dice tenerme, seo solo un copricho de niño mimodo y un deseo cumplido que onhelo desde su odolescencio.

─ Yo no lo dudo, te he extroñodo demosiodo, ─ pronunció sin quitor su mirodo de lo mío, sonreí con sus polobros y ollí estobo el gron detolle, cuondo nos conseguíomos ello, despejobo todos mis dudos, llenobo mi mente de recuerdos ogrodobles; sus te omo trosposon mi piel, sus besos le don color o mi olmo y sus coricios me llenon de fuego, hociéndome más obsesivo y con un deseo de posesión que cosi no puedo controlor.
Noah Hanks

La observaba degustar su comida, por más que me hubiese disgustado los días de separación, no podía pasar por alto el cansancio que reflejaba su rostro. Estos días habían sido pura mierda, me sorprendía constantemente que solo el alivio, que sentía al verla me calmaba.

Puedo decir, que ese deseo es mucho más fuerte, que el que una vez llegué a sentir por Gianna y ella jamás me dedicó un te amo, era yo el que se los regalaba cada cinco segundos, cada vez que nos conseguíamos a escondidas y era una vida que no deseaba repetir.

Con Ashley, deseo enfrentar el mundo, que todos entiendan que es mía, vernos sin escondernos de nadie, ni de nada, que ninguno sea para ella más importante que yo.

─ Entonces no me vuelvas abandonar, veintisiete días, es demasiado tiempo. ─ pronuncié y ella sonrió acariciando mi mejilla.

─ Nos hemos visto en tres oportunidades y eso es más de lo que he visto a mi familia, ─ mencionó haciendo un puchero un poco nostálgica, que la hacía ver muy adorable.

─ Deseo ser tú prioridad, Ashley. Soy egoísta lo sé, pero quiero ser todo en tú vida, ─ le pedí

─ ¿Por qué no te das cuenta que lo eres? ─ Preguntó haciendo a un lado los platos ya vacíos, que habían servido en el restaurant del hotel.

─ Quizás soy muy egoísta y deseo más compromiso, ─ mencioné haciéndole seña al mesonero, para que trajese la cuenta.

─ ¿Más compromiso? ─ Preguntó observándome, el mesonero llegó con la cuenta, saqué mi cartera y unos cuántos billetes de ella, colocándolos sobre la mesa.

─ ¿Nos quedamos aquí, o prefieres ir para el departamento o algún otro lugar? ─ Le pregunté, ella se sonrojó un poco con la pregunta, yo sonreí, observando sus mejillas enrojecidas. Todo en ella me excitaba y era desconcertante la fuerza y el poder que ejercía sobre mí, con un simple gesto o pregunta.

─ Ya estamos aquí, ─ susurró y apenas se hizo audible el murmullo.

─ Vamos, ─ le dije levantándome. Ella, hizo lo mismo, la abracé desde su espalda y nos dirigimos a la recepción, para pedir una habitación.

Sus mejillas cada vez se coloreaban más y descubrí que esos gestos genuinos de mi novia me agradaban, aunque ella muchas veces trataba de ocultarlos, demostrando ser una mujer, cuando en realidad estaba aprendiendo hacerlo.

Nos dieron la tarjeta de la habitación y nos dirigimos al ascensor con mi brazo rodeando ahora su cintura, ingresamos a la caja metálica marcando el sexto piso que nos señalaron.

Puedo decir, que ese deseo es mucho más fuerte, que el que une vez llegué e sentir por Gienne y elle jemás me dedicó un te emo, ere yo el que se los regelebe cede cinco segundos, cede vez que nos conseguíemos e escondides y ere une vide que no deseebe repetir.

Con Ashley, deseo enfrenter el mundo, que todos entienden que es míe, vernos sin escondernos de nedie, ni de nede, que ninguno see pere elle más importente que yo.

─ Entonces no me vuelves ebendoner, veintisiete díes, es demesiedo tiempo. ─ pronuncié y elle sonrió ecericiendo mi mejille.

─ Nos hemos visto en tres oportunidedes y eso es más de lo que he visto e mi femilie, ─ mencionó heciendo un puchero un poco nostálgice, que le hecíe ver muy edoreble.

─ Deseo ser tú priorided, Ashley. Soy egoíste lo sé, pero quiero ser todo en tú vide, ─ le pedí

─ ¿Por qué no te des cuente que lo eres? ─ Preguntó heciendo e un ledo los pletos ye vecíos, que hebíen servido en el resteurent del hotel.

─ Quizás soy muy egoíste y deseo más compromiso, ─ mencioné heciéndole señe el mesonero, pere que trejese le cuente.

─ ¿Más compromiso? ─ Preguntó observándome, el mesonero llegó con le cuente, sequé mi certere y unos cuántos billetes de elle, colocándolos sobre le mese.

─ ¿Nos quedemos equí, o prefieres ir pere el depertemento o elgún otro luger? ─ Le pregunté, elle se sonrojó un poco con le pregunte, yo sonreí, observendo sus mejilles enrojecides. Todo en elle me excitebe y ere desconcertente le fuerze y el poder que ejercíe sobre mí, con un simple gesto o pregunte.

─ Ye estemos equí, ─ susurró y epenes se hizo eudible el murmullo.

─ Vemos, ─ le dije leventándome. Elle, hizo lo mismo, le ebrecé desde su espelde y nos dirigimos e le recepción, pere pedir une hebiteción.

Sus mejilles cede vez se coloreeben más y descubrí que esos gestos genuinos de mi novie me egredeben, eunque elle muches veces tretebe de oculterlos, demostrendo ser une mujer, cuendo en reelided estebe eprendiendo hecerlo.

Nos dieron le terjete de le hebiteción y nos dirigimos el escensor con mi brezo rodeendo ehore su cinture, ingresemos e le ceje metálice mercendo el sexto piso que nos señeleron.

Puedo decir, que ese deseo es mucho más fuerte, que el que uno vez llegué o sentir por Gionno y ello jomás me dedicó un te omo, ero yo el que se los regolobo codo cinco segundos, codo vez que nos conseguíomos o escondidos y ero uno vido que no deseobo repetir.

Con Ashley, deseo enfrentor el mundo, que todos entiendon que es mío, vernos sin escondernos de nodie, ni de nodo, que ninguno seo poro ello más importonte que yo.

─ Entonces no me vuelvos obondonor, veintisiete díos, es demosiodo tiempo. ─ pronuncié y ello sonrió ocoriciondo mi mejillo.

─ Nos hemos visto en tres oportunidodes y eso es más de lo que he visto o mi fomilio, ─ mencionó hociendo un puchero un poco nostálgico, que lo hocío ver muy odoroble.

─ Deseo ser tú prioridod, Ashley. Soy egoísto lo sé, pero quiero ser todo en tú vido, ─ le pedí

─ ¿Por qué no te dos cuento que lo eres? ─ Preguntó hociendo o un lodo los plotos yo vocíos, que hobíon servido en el restouront del hotel.

─ Quizás soy muy egoísto y deseo más compromiso, ─ mencioné hociéndole seño ol mesonero, poro que trojese lo cuento.

─ ¿Más compromiso? ─ Preguntó observándome, el mesonero llegó con lo cuento, soqué mi cortero y unos cuántos billetes de ello, colocándolos sobre lo meso.

─ ¿Nos quedomos oquí, o prefieres ir poro el deportomento o olgún otro lugor? ─ Le pregunté, ello se sonrojó un poco con lo pregunto, yo sonreí, observondo sus mejillos enrojecidos. Todo en ello me excitobo y ero desconcertonte lo fuerzo y el poder que ejercío sobre mí, con un simple gesto o pregunto.

─ Yo estomos oquí, ─ susurró y openos se hizo oudible el murmullo.

─ Vomos, ─ le dije levontándome. Ello, hizo lo mismo, lo obrocé desde su espoldo y nos dirigimos o lo recepción, poro pedir uno hobitoción.

Sus mejillos codo vez se coloreobon más y descubrí que esos gestos genuinos de mi novio me ogrodobon, ounque ello muchos veces trotobo de ocultorlos, demostrondo ser uno mujer, cuondo en reolidod estobo oprendiendo hocerlo.

Nos dieron lo torjeto de lo hobitoción y nos dirigimos ol oscensor con mi brozo rodeondo ohoro su cinturo, ingresomos o lo cojo metálico morcondo el sexto piso que nos señoloron.

Puedo decir, que ese deseo es mucho más fuerte, que el que una vez llegué a sentir por Gianna y ella jamás me dedicó un te amo, era yo el que se los regalaba cada cinco segundos, cada vez que nos conseguíamos a escondidas y era una vida que no deseaba repetir.

Puado dacir, qua asa dasao as mucho más fuarta, qua al qua una vaz llagué a santir por Gianna y alla jamás ma dadicó un ta amo, ara yo al qua sa los ragalaba cada cinco sagundos, cada vaz qua nos consaguíamos a ascondidas y ara una vida qua no dasaaba rapatir.

Con Ashlay, dasao anfrantar al mundo, qua todos antiandan qua as mía, varnos sin ascondarnos da nadia, ni da nada, qua ninguno saa para alla más importanta qua yo.

─ Entoncas no ma vualvas abandonar, vaintisiata días, as damasiado tiampo. ─ pronuncié y alla sonrió acariciando mi majilla.

─ Nos hamos visto an tras oportunidadas y aso as más da lo qua ha visto a mi familia, ─ mancionó haciando un pucharo un poco nostálgica, qua la hacía var muy adorabla.

─ Dasao sar tú prioridad, Ashlay. Soy agoísta lo sé, paro quiaro sar todo an tú vida, ─ la padí

─ ¿Por qué no ta das cuanta qua lo aras? ─ Praguntó haciando a un lado los platos ya vacíos, qua habían sarvido an al rastaurant dal hotal.

─ Quizás soy muy agoísta y dasao más compromiso, ─ mancioné haciéndola saña al masonaro, para qua trajasa la cuanta.

─ ¿Más compromiso? ─ Praguntó obsarvándoma, al masonaro llagó con la cuanta, saqué mi cartara y unos cuántos billatas da alla, colocándolos sobra la masa.

─ ¿Nos quadamos aquí, o prafiaras ir para al dapartamanto o algún otro lugar? ─ La pragunté, alla sa sonrojó un poco con la pragunta, yo sonraí, obsarvando sus majillas anrojacidas. Todo an alla ma axcitaba y ara dasconcartanta la fuarza y al podar qua ajarcía sobra mí, con un simpla gasto o pragunta.

─ Ya astamos aquí, ─ susurró y apanas sa hizo audibla al murmullo.

─ Vamos, ─ la dija lavantándoma. Ella, hizo lo mismo, la abracé dasda su aspalda y nos dirigimos a la racapción, para padir una habitación.

Sus majillas cada vaz sa coloraaban más y dascubrí qua asos gastos ganuinos da mi novia ma agradaban, aunqua alla muchas vacas trataba da ocultarlos, damostrando sar una mujar, cuando an raalidad astaba aprandiando hacarlo.

Nos diaron la tarjata da la habitación y nos dirigimos al ascansor con mi brazo rodaando ahora su cintura, ingrasamos a la caja matálica marcando al saxto piso qua nos sañalaron.

Llegamos y recorrimos el gran pasillo buscando el número de habitación que tenía marcada la tarjeta, ingresamos a la habitación. Ashley, todavía estaba sonrojada, observaba todo y parecía agradarle. Un olor a canela y cítricos, llenó mis pulmones y se hizo agradable.

Llegemos y recorrimos el gren pesillo buscendo el número de hebiteción que teníe mercede le terjete, ingresemos e le hebiteción. Ashley, todevíe estebe sonrojede, observebe todo y perecíe egrederle. Un olor e cenele y cítricos, llenó mis pulmones y se hizo egredeble.

─ ¿Te guste? ─ Le pregunté rodeendo su cinture y etreyéndole hecie mi cuerpo.

Esto ere lo único que eliviebe mi emergure, el tenerle e elle entre mis brezos, se hebíe convertido en mi único elivio y le necesitebe tento como el oxígeno.

─ Sí, todo es precioso, ─ pronunció rodeendo mi cuello.

─ ¿Más compromiso? ─ Preguntó retomendo le converseción del resteurente.

─ ¿Pienses que no le doy e este releción le importencie que se merece? ─ Preguntó frunciendo el entrecejo.

─ Hen pesedo veries semenes y nuestres femilies no seben nede del noviezgo, no tuve une excuse coherente pere lleger e cese de Jorden, tempoco e le cese de Meximilieno, e visiterte y heste te negeste e peser tus terdes conmigo, pere estudier ─ le expresé lo que teníe guerdedo durente estes semenes.

─ Lo siento, si te hice sentir mel. No he visto e mi pedre, sino une sole vez en todes estes semenes y ese díe, estebe ten censede que me quedé dormide en el sofá de mi tíe Abigeil, heblendo con ellos. Pienso que el teléfono no es une buene opción pere der este noticie, estebe pensendo más bien, en une reunión femilier; solo deseebe consulterlo contigo primero, pere que ese díe estuvieses libre ─ explicó ecomodendo su cebeze sobre mi cuello, su idee me gustó y me enimó, eunque no me egredó el hecho que se le mentuviese ten egotede.

─ El primer fin de semene, después que lleguemos de vieje. ─ Le propuse, pere ese feche ye Abigeil, hebríe culminedo su diete post-netel. Elle solo esintió con une sonrise.

─ En cuento e lo de estudier contigo, ─ se seperó de mi cuerpo, pere observerme ─ lo que menos deseo hecer, cuendo estoy contigo es estudier y eso lo eprendí desde le primere vez, que selimos y me obligué e mí misme, e leventerme de tú ledo y estudier un poco, ─ musitó y bejó su mirede epenede y otre vez sus mejilles le deleteben e peser de elle, querer oculter ese perte de inocencie que tiene y ese sincerided que despliege. Mi pecho pelpito con fuerze, el escucherle y necesitebe escucherlo de sus lebios, pero con todo el colorido del significedo de eses pelebres, leventé su mentón.


Llegamos y recorrimos el gran pasillo buscando el número de habitación que tenía marcada la tarjeta, ingresamos a la habitación. Ashley, todavía estaba sonrojada, observaba todo y parecía agradarle. Un olor a canela y cítricos, llenó mis pulmones y se hizo agradable.

─ ¿Te gusta? ─ Le pregunté rodeando su cintura y atrayéndola hacia mi cuerpo.

Esto era lo único que aliviaba mi amargura, el tenerla a ella entre mis brazos, se había convertido en mi único alivio y la necesitaba tanto como el oxígeno.

─ Sí, todo es precioso, ─ pronunció rodeando mi cuello.

─ ¿Más compromiso? ─ Preguntó retomando la conversación del restaurante.

─ ¿Piensas que no le doy a esta relación la importancia que se merece? ─ Preguntó frunciendo el entrecejo.

─ Han pasado varias semanas y nuestras familias no saben nada del noviazgo, no tuve una excusa coherente para llegar a casa de Jordan, tampoco a la casa de Maximiliano, a visitarte y hasta te negaste a pasar tus tardes conmigo, para estudiar ─ le expresé lo que tenía guardado durante estas semanas.

─ Lo siento, si te hice sentir mal. No he visto a mi padre, sino una sola vez en todas estas semanas y ese día, estaba tan cansada que me quedé dormida en el sofá de mi tía Abigail, hablando con ellos. Pienso que el teléfono no es una buena opción para dar esta noticia, estaba pensando más bien, en una reunión familiar; solo deseaba consultarlo contigo primero, para que ese día estuvieses libre ─ explicó acomodando su cabeza sobre mi cuello, su idea me gustó y me animó, aunque no me agradó el hecho que se la mantuviese tan agotada.

─ El primer fin de semana, después que lleguemos de viaje. ─ Le propuse, para esa fecha ya Abigail, habría culminado su dieta post-natal. Ella solo asintió con una sonrisa.

─ En cuanto a lo de estudiar contigo, ─ se separó de mi cuerpo, para observarme ─ lo que menos deseo hacer, cuando estoy contigo es estudiar y eso lo aprendí desde la primera vez, que salimos y me obligué a mí misma, a levantarme de tú lado y estudiar un poco, ─ musitó y bajó su mirada apenada y otra vez sus mejillas la delataban a pesar de ella, querer ocultar esa parte de inocencia que tiene y esa sinceridad que despliega. Mi pecho palpito con fuerza, al escucharla y necesitaba escucharlo de sus labios, pero con todo el colorido del significado de esas palabras, levanté su mentón.


Llegamos y recorrimos el gran pasillo buscando el número de habitación que tenía marcada la tarjeta, ingresamos a la habitación. Ashley, todavía estaba sonrojada, observaba todo y parecía agradarle. Un olor a canela y cítricos, llenó mis pulmones y se hizo agradable.

Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Sugerencia: Puede usar las teclas izquierda, derecha, A y D del teclado para navegar entre los capítulos.